Me entero por El País del advenimiento de la Wikilengua, nuevo portal que nos saluda alegremente con el logo del BBVA (tampoco se escandalicen por eso, el Panhispánico lo patrocina Telefónica).
Es difícil expresar falta de entusiasmo ante cualquier cosa que empiece por wiki sin parecer carca. Les aseguro que estoy cansado de que todos nuestros profesores nos adviertan consternados de los peligros de fiarse de cualquier cosa que uno lea en Internet, especialmente en Wikipedia, a pesar de que a veces se encuentren hipnóticas y pegadizas maravillas. Es cierto que en Internet es difícil comprobar la veracidad de lo que uno lee, pero lo mismo pasa con los libros impresos. Quitando diccionarios amparados por instituciones concretas y revistas especializadas cuyos artículos pasan por el filtro de colegas profesionales (estoy intentando traducir, o por lo menos parafrasear, peer-reviewed journals), el hecho de que un texto haya conseguido abrirse camino hasta las estanterías de una biblioteca no es una garantía absoluta de su calidad.
Es más, ya se están dando casos de blogs que denuncian falsedades e incorrecciones en textos impresos, como es el caso de Language Log con el libro de la doctora Brizendine. En el mismo Language Log han señalado alguna vez el interesante argumento de que hoy en día ningún blog recibiría el más mínimo crédito si no hiciera buen uso de los hipervínculos para citar todas sus fuentes, rigor que en muchas ocasiones brilla por su ausencia en artículos científicos de la prensa impresa.
Pero volviendo a la Wikilengua, aunque claramente es un proyecto en construcción por el momento su existencia parece superflua. Parece que la gente se reúne para explicar las reglas del castellano, que es exactamente para lo que está la Academia. Incluso si no se tiene acceso a la Ortografía o a la Gramática, el Diccionario Panhispánico de Dudas se dedica precisamente a aclarar las confusiones que nos surgen a diario, tanto mediante entradas concretas como a través de los artículos temáticos.
No me malinterpreten, creo firmemente que hay lugar para Wikilengua y que su existencia es una buena idea, pero su función no debería ser la de regurgitar las reglas que ya están establecidas y explicadas en otras partes, sino la de exponer precisamente todo lo demás. No sé qué navegante lo bastante preocupado por su lengua buscará las reglas de acentuación en Wikilengua antes que en la RAE. Pero sí que me imagino a gente buscando pautas generales de estilo, o un análisis exhaustivo de los prejuicios lingüísticos, o una recopilación de críticas a normas concretas de la Academia. Ahí hay terreno por explorar, y los internautas hispanohablantes están preparados para ello.