Sean tan amables de acompañarme en un viaje etimológico de lo más fascinante. Generalmente tendemos a ver los idiomas extranjeros como a los vecinos: parecen amables, desde luego, pero si entran en nuestra casa
quizá sea para darnos magdalenas o
quizá sea para asesinarnos en nuestra cama y suplantarnos sin que nadie se dé cuenta. Podría ser, ¿no?
Sin embargo, en el momento en que dejamos de ver
umbrella como el equivalente inglés de "paraguas" y nos damos cuenta de que es un descendiente del latín
umbra (sombra, de ahí "
penumbra", pero no "
umbral"), con lo que a todos los efectos es la palabra "sombrilla" pero con una forma ligeramente diferente, empezamos a vislumbrar las redes etimológicas que tanto dicen de tantas cosas.
Empecemos. Desde que la leí en la novela
The Basic Eight, de Daniel Handler, siempre me ha encantado la palabra inglesa
panache (pronunciada a la francesa) y la uso siempre que puedo. Su significado justifica mi preferencia:
Verve, flair, flamboyant. Todas ellas son palabras que, además de describir el brío, el descaro y el estilo, tienen brío, descaro y estilo por sí solas. Es imposible que una palabra tan encantadora como
panache sea patrimonio exclusivo del inglés. No nos vale con un sinónimo castellano, queremos esa palabra exacta, la única y verdadera.

Eh... Ésta no creo que sea. La fonética es la misma, qué duda cabe, pero para ser totalmente franco las verduras cocidas no son mi idea del estilo extravagante y atrevido. Aquí es donde la etimología nos ayuda: según
Dictionary.com, la palabra inglesa no viene del francés
panaché (nótese el cambio acentual), sino de
pennache, que a su vez viene del italiano
pennacchio y que viene a describir una pluma que se pone, preferentemente, en un sombrero... ¡Ya hemos solucionado el misterio!

Seguro que al ver el título de esta entrada todos han pensado "¡Pero si 'penacho' no tiene nada de raro! ¿Por qué necesita renacer?". Bueno, observen que de repente también significa "vanidad" (es fácil ver cómo el nombre de un adorno puede pasar a tener ese significado). Digo "de repente" porque nos hemos dado cuenta hoy, no porque el significado haya surgido de la nada.
De modo que la próxima vez que queramos tildar a alguien de vanidoso (anda que no hay ocasiones) podemos hacerlo con clase, diciendo que "tiene tal penacho que no cabe por la puerta". Misión cumplida.
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