La atención de la prensa
Estoy seguro de que mucha gente se alegra cuando los medios de comunicación centran su atención, por mucho déficit de la misma que tengan, en un tema que les interesa. Yo desde luego me alegro cuando veo alguna noticia sobre los programas de televisión que más me gustan, por ejemplo, pero cuando se trata de la lingüística siento escalofríos. Me imagino una especie de Ojo de Sauron informativo girando ominosamente hacia su objetivo.
Es por ello que la publicación de dos artículos lingüísticos en dos días me puso los pelos de punta, pero al final todo salió bien y no sólo no son censurables, sino que tienen gran interés e incitan a la reflexión. Uy, he destripado el final de mi propia entrada. Bueno, al caso.
Primero, el domingo El País publicó un reportaje sobre el temido lenguaje políticamente correcto. El susodicho se ha discutido a la saciedad y no tengo nada que aportar al tema, así que no lo discutiré aquí, pero el artículo en sí sí que me llama la atención. Por favor, releamos este fragmento:
"Pero en esta transmutación, las palabras son inocentes. Son el lenguaje y el diccionario los que las han sometido en pos de la llamada corrección política."
No entiendo nada de lo que dicen estas dos oraciones juntas. Primero, estoy totalmente de acuerdo en que las palabras son inocentes, pero entonces se deduce que el lenguaje y el diccionario también. A no ser que el señor Manrique que firma el artículo esté usando una definición de "palabra" que no es la estándar (por ejemplo, "caramelo de fresa"), mucho me temo que las palabras forman parte intrínseca del lenguaje, y el diccionario no es otra cosa que una guía telefónica de palabras.
Me sorprende mucho ese disparate contradictorio, porque el resto del artículo lo desdice. Con toda la razón, el artículo presenta que son factores extralingüísticos los que gobiernan el flujo de lo políticamente correcto. De ahí el nombre "políticamente correcto". De ahí que haya preguntado a un profesor de una Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Los propios entrevistados dicen que lo políticamente correcto no pertenece a la lengua.
Bueno, me quejo por deporte. Ojalá todos los periodistas se corrigieran a sí mismos en sus propios artículos.
El siguiente artículo se publicó el lunes en El Diario Vasco. Al ser un artículo de Opinión, no es realmente una noticia. Ya lo he leído varias veces, pero me cuesta un poco encontrar su verdadero mensaje. Llego a la conclusión de que su tesis viene a ser que hay muchas lenguas en el mundo, a lo que sólo se me ocurre responder: ¡y ahora me entero! También se lanza la idea de que de todas esas lenguas las más chulas son las nuestras. Pues faltaría más, hombre.
Lo más interesante es el gesto hacia el nuevo panorama lingüístico que implica la ampliación de la Unión Europea para incluir Rumanía y Bulgaria. Reflexiones filosóficas aparte, la novedad más inmediata es que ya hay dos idiomas oficiales más en la UE, como ya se dieron cuenta en Language Log. Luego, y según parece, se reveló que el blog Working Languages es una excelente fuente de información relativa a la traducción y a la interpretación.
1 comentario:
Parece mentira que los periodistas trabajen con palabras. A menudo las ponen una junto a otra como si fueran ladrillos y no palabras.
Pero el ganador en esas lides es nuestro presidente Zapatero I El Adolescente. No estaría mal que un día te pusieras a analizar alguna de sus frases. Amontona los verbos uno detrás de otro sin que puedas decir cuál es el principal y cuál el subordinado, code forma que es imposible saber qué es lo que quiere decir.
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