Imágenes y palabras
Ha llegado la hora de admitir públicamente que la sentencia "Una imagen vale más que mil palabras" me parece profundamente desafortunada. No porque no me guste a mí, sino porque las mismas personas que la pronuncian tienden a demostrar exactamente lo contrario con lo que sea que digan después. Cuando alguien enseña una foto para ilustrar el argumento que estaba explicando y cita la máxima de las imágenes y las palabras, tiende invariablemente a requerir una respuesta, feedback, con expresiones del tipo de "¿Ves? ¿A que refleja muy bien...?", tras lo cual sigue una reformulación del argumento.
Tenemos un ejemplo perfecto en El Semanal del domingo. Siento cierto vacío existencial al no poder aportar un enlace para que puedan verificar lo que digo, pero qué le voy a hacer, es que no lo encuentro en la página web. Es un reportaje sobre cómo las imágenes valen más que mil palabras, con la temática de la actualidad deportiva. Hay grandes fotos impactantes.
Todas ellas con su cuadro de texto correspondiente, por supuesto. No es sólo su existencia lo que invalida la manida superioridad de las imágenes, sino su necesidad: si no hay pie de foto, la imagen resulta incomprensible. Hay un tríptico de una tenista que tira la raqueta al suelo, enfadada. Ver la foto no me dice nada. Incluso aunque la hubiera visto en directo (caso de que me tropezara y diera con la cabeza en el mando de la tele con tal fortuna que saliera el canal de deportes, por ejemplo) no me habría dicho nada. Es gracias al texto, a esas palabras que no llegan a ser mil ni de lejos, que entiendo que al parecer es raro ver a la tenista tan enfadada.
Esas imágenes no se entenderían sin palabras. Lo gracioso es que el proceso contrario sí que es posible: esas palabras podrían funcionar sin las fotografías. Una lista de "Momentos más chocantes del año" funcionaría con una entrada escrita ("Nadal se atraganta con un plátano") que no estuviera acompañada de fotografía alguna.
Cosas del azar: mientras estaba escribiendo esto, me han pasado una página que se ríe de las nuevas medidas de seguridad de EE.UU. Encaja perfectamente con lo que acabo de decir: "[Dibujo de una puerta y una mano] Si la puerta está cerrada, ábrala con un golpe de karate".
1 comentario:
Tiene razón el articulista. Pongamos por ejemplo, una foto del Presidente Zapatero con su sonrisa meliflua. No daría más que para una, dos o tres palabras: Zapatero, punto. Zapatero sonriente, punto. O también: El adolescente sonriente, punto. Encontrar más palabras en esa imagen es ciertamente complicado.
Publicar un comentario