02 marzo, 2008

Domingo de traducciones

Hoy en El País: se rumorea que los traductores son una raza de personas cuya existencia no es, después de todo, enteramente mítica. ¡Existen! Y no sólo en un artículo, sino en tres. Primero viene un fragmento del último libro de Umberto Eco, Decir casi lo mismo, y luego un artículo de su traductora.

Habrá quien se sienta decepcionado por el descargo de responsabilidad de Eco en la introducción de su libro, en el que renuncia a cualquier intento de hacer teoría de la traducción, pero yo lo encuentro refrescante. Hablar de la traducción cómo una práctica, sin más, sin tener que avergonzarse y sin tener necesariamente que ser un académico, es naturalizarla y normalizarla.

Pero todavía me falta llegar al tercer artículo sobre traducción de este domingo: el de Elvira Lindo, un efusivo elogio a la traductora de Vida y destino. Los comentarios como éste son los que nos animan no sólo a seguir siendo traductores, sino a seguir mejorando como tales.

No sé qué ha pasado en la redacción de El País para que en un solo día hablen tanto de la traducción y sus seguidores; yo digo que un tipo de hongo alucinógeno ha liberado sus esporas en los conductos de ventilación de la redacción, dando paso a un sentimiento generalizado de veneración a la cultura, antes de acabar la semana que viene en un demente frenesí por etiquetar fotos humorísticas de gatos o "lolcats". Sea lo que sea, ¡me parece estupendo!

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