29 enero, 2007

Buena prensa

¿Es mi cumpleaños? Porque El País Semanal de este domingo estaba lleno de sorpresas agradables.

En Cuida Esa Lengua! hemos discutido hasta la saciedad, y todavía tendremos que discutirlo mucho más, que cuando se habla del lenguaje en la prensa es hora de ponerse el casco, por precaución. Pues bien, las reglas tienen excepciones, y ésta es una de las buenas.

La primera, en plan teaser trailer, es la carta de un traductor. Si se reconoce la labor del que hace los muñecos de un documental, se pregunta, ¿por qué no la del que lo ha traducido? Es una buena pregunta, que recibe su adecuado análisis al final de la revista.

En medio, nos encontramos con un artículo de Mónica Salomone sobre el libro de la doctora Louann Brizendine. Los lectores de Language Log ya están hasta el moño de leer sobre La Brizendine, pero por si acaso les hago un resumen: básicamente, esta señora escribió algo así como "Prestigiosos estudios concluyen que las mujeres hablan un porrón de veces más que los hombres". Con "prestigiosos estudios", quería decir "yo misma, así por las buenas", y con "concluyen" quería decir "me he inventado". Por supuesto, el que Language Log destapara el fraude no impidió que los medios de todo el mundo siguieran repitiendo sus afirmaciones alegremente.

Esta periodista no se lo ha tragado: en lugar de hacer como todo el mundo y apuntarse a la moda de las mujeres parlanchinas se ha tomado la molestia de investigar el asunto. Informa adecuadamente de los descubrimientos de Language Log, y ha consultado a expertos sobre el tema. Así es como se informa.

Por último, Javier Marías cierra la revista con un delicioso artículo en defensa de la traducción. Me encanta que nos recuerde que los traductores no sólo trabajan con libros, sino que también están detrás de la última película de James Bond, nuestro episodio favorito de Prison Break... A veces me da la impresión de que tengo que disculparme por haber traducido un libro, como si no le estuviera haciendo un favor a nadie. ¿Quizá tenga que cambiar el popular "La ortografía importa" de ahí al lado por un nuevo eslogan, "Los traductores existen"?

Traducciones, refutación de mitos lingüísticos... O "paralingüísticos", a lo mejor. Bueno, ¿a que ha sido una lectura interesante (la de la revista)? Así da gusto.

27 enero, 2007

¡Vienen los Oscar!

En la entrada anterior me sorprendía encontrar una apasionada (y bastante desencaminada) apología de la ortografía en un periódico que por lo general da la impresión de pasarse corrigiendo el mismo tiempo que se pasa Keira Knightley en la sección de Tallas Grandes de su tienda de ropa.

Para contrarrestrar tanta negatividad, hoy vamos a celebrar que se acercan los Oscar, una oportunidad como ninguna para ver qué tal viste el mundo del espectáculo y para decidir cuáles son las mejores películas que se estrenaron en noviembre y diciembre de 2006. Con ustedes, Ellen DeGeneres:



Ella va a ser la presentadora de la gala este año, y aquí la tenemos intentando hablar español. Es verdad que con esa pronunciación no va a recibir ninguna medalla del Instituto Cervantes, pero no puedo evitarlo, me encanta. Le pone mogollón de energía, y además se ha tomado la molestia de buscarse una hablante nativa para que la corrija. Siempre me estoy quejando de que nadie cita nunca sus fuentes al hacer alguna afirmación, y este vídeo es un ejemplo positivo del caso. Ojalá todo el mundo se preocupara -mejor, "ojalá todos nos preocupáramos"- de buscar una referencia cada vez que hay que hacer o decir algo que no sabemos.

A propósito, jamás me he sentido más orgulloso de poder pronunciar la palabra "empieza". ¡Parece que para algunos es todo un logro!

25 enero, 2007

El Apocalipsis Adolescente

Iñaki Berrio en El Diario Vasco:

"La economía de lenguaje impuesta en nuestros días por los chats y los mensajes de texto está provocando una grave erosión en el idioma, especialmente en el de los adolescentes, que a punto están de desterrar las normas de la prosodia y la ortografía."

Ya estamos. Todo segmento de la sociedad está al borde mismo del colapso en cualquier momento dado de la Historia, ya sabemos. En Language Log ya tienen registrados varios ejemplos del pánico anti-adolescentes. Me permito citar/traducir el resumen de esta actitud: "las chicas usan o sea cada tres palabras y los chicos se comunican enteramente con intercambios de tío".

Nos lamentamos de la pésima ortografía de los estudiantes actuales, como si alguna vez la Península entera hubiera estado poblada exclusivamente de catedráticos y doctores. Sin embargo, a nadie le parece notable que La Juventud lea y escriba a diario, aunque sea mal.

Pero bueno, no merece la pena malgastar más tiempo criticando clichés apocalípticos; no más tiempo del que se ha empleado en formularlos, al menos. Lo que me extraña es que los diabólicos chats (¿Se acuerdan de los chats? Es como si volviéramos a 1998) y mensajes de texto están destruyendo, aparte de la ortografía, la prosodia. Si el señor Berrio de verdad quería utilizar esta palabra y no la ha elegido al azar, por ejemplo, entonces me gustaría leer un artículo que desarrolle esa idea.

No soy un experto ni en fonología ni en fonética, pero tenía entendido que la prosodia era el estudio de la entonación. Como tampoco estaba muy seguro, he mirado en el DRAE y no andaba desencaminado: es la parte de la gramática que trata la "pronunciación y acentuación". O sea, la entonación, el modo en que pronunciamos ciertas sílabas más altas que otras, el patrón que conforma la melodía de una frase. No se me ocurre ninguna manera en que los mensajes de texto corrompan a nuestros niños hasta que empiecen a decir /córazon/ en lugar de /corazón/, así que supongo que el autor se refería a la transcripción de los acentos, las tildes. Bien, hasta que alguien aprenda a hacer tildes con los dedos (igual que se hacen comillas moviendo los dedos como si fueran conejitos) me temo que eso sigue siendo ortografía.

Por último, puestos a editar y corregir, no he podido evitar darme cuenta de que en el artículo impreso pone playstation (en cursiva) y en el digital play-station (en redonda); en el digital también se les ha colado un signo de interrogación inicial, en lugar del de admiración. ¿O sea que los artículos de la página web no se corrigen? Tío.

17 enero, 2007

La atención de la prensa

Estoy seguro de que mucha gente se alegra cuando los medios de comunicación centran su atención, por mucho déficit de la misma que tengan, en un tema que les interesa. Yo desde luego me alegro cuando veo alguna noticia sobre los programas de televisión que más me gustan, por ejemplo, pero cuando se trata de la lingüística siento escalofríos. Me imagino una especie de Ojo de Sauron informativo girando ominosamente hacia su objetivo.

Es por ello que la publicación de dos artículos lingüísticos en dos días me puso los pelos de punta, pero al final todo salió bien y no sólo no son censurables, sino que tienen gran interés e incitan a la reflexión. Uy, he destripado el final de mi propia entrada. Bueno, al caso.

Primero, el domingo El País publicó un reportaje sobre el temido lenguaje políticamente correcto. El susodicho se ha discutido a la saciedad y no tengo nada que aportar al tema, así que no lo discutiré aquí, pero el artículo en sí sí que me llama la atención. Por favor, releamos este fragmento:

"Pero en esta transmutación, las palabras son inocentes. Son el lenguaje y el diccionario los que las han sometido en pos de la llamada corrección política."

No entiendo nada de lo que dicen estas dos oraciones juntas. Primero, estoy totalmente de acuerdo en que las palabras son inocentes, pero entonces se deduce que el lenguaje y el diccionario también. A no ser que el señor Manrique que firma el artículo esté usando una definición de "palabra" que no es la estándar (por ejemplo, "caramelo de fresa"), mucho me temo que las palabras forman parte intrínseca del lenguaje, y el diccionario no es otra cosa que una guía telefónica de palabras.

Me sorprende mucho ese disparate contradictorio, porque el resto del artículo lo desdice. Con toda la razón, el artículo presenta que son factores extralingüísticos los que gobiernan el flujo de lo políticamente correcto. De ahí el nombre "políticamente correcto". De ahí que haya preguntado a un profesor de una Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Los propios entrevistados dicen que lo políticamente correcto no pertenece a la lengua.

Bueno, me quejo por deporte. Ojalá todos los periodistas se corrigieran a sí mismos en sus propios artículos.

El siguiente artículo se publicó el lunes en El Diario Vasco. Al ser un artículo de Opinión, no es realmente una noticia. Ya lo he leído varias veces, pero me cuesta un poco encontrar su verdadero mensaje. Llego a la conclusión de que su tesis viene a ser que hay muchas lenguas en el mundo, a lo que sólo se me ocurre responder: ¡y ahora me entero! También se lanza la idea de que de todas esas lenguas las más chulas son las nuestras. Pues faltaría más, hombre.

Lo más interesante es el gesto hacia el nuevo panorama lingüístico que implica la ampliación de la Unión Europea para incluir Rumanía y Bulgaria. Reflexiones filosóficas aparte, la novedad más inmediata es que ya hay dos idiomas oficiales más en la UE, como ya se dieron cuenta en Language Log. Luego, y según parece, se reveló que el blog Working Languages es una excelente fuente de información relativa a la traducción y a la interpretación.

09 enero, 2007

Oblivion

Por alguna razón, tiendo a ser más tolerante con las malas traducciones de videojuegos que con las de libros o películas. Creo que es porque me imagino que los traductores de libros y películas son profesionales remunerados (en cierto grado, por lo menos; la única forma de hacerse millonario traduciendo es robar un banco mientras el ordenador pasa el corrector ortográfico): si cometen un error, es porque no han puesto el debido cuidado o esfuerzo en su tarea, y eso está mal. Desde luego, cuando releo un libro que he traducido y me encuentro con algún error, siempre es porque no presté atención o no me acordé de comprobar la traducción que le había dado a un término antes.

Sin embargo, siempre me imagino que los videojuegos (con las excepciones de adineradas sagas como Final Fantasy) se los dan a traducir a pobres adolescentes sin estudios a cambio, si tienen suerte, de una copia del juego cuando esté terminado. No me he decidido sobre el uso de látigos o cepos.

A veces una traducción cómica puede darle encanto a un juego indie o a un clásico; ahí está el famoso All your base are belong to us. Pero todo tiene un límite.

Me refiero a The Elder Scrolls IV: Oblivion, un juego de rol tras el cual sí que hay dinero. Se lo han debido de gastar todo en los cheques de Patrick Stewart y Sean Bean, porque la traducción al español les ha debido de costar en total menos de 35€. Este impresionante despliegue de errores de traducción abarca todos los tipos conocidos por el hombre. Entre otros:

  • Concordancia: Ya que es imposible acordarse de la traducción que uno le ha dado a cada palabra, es necesario llevar un glosario que pueda consultar uno mismo y cualquier otro que necesite alterar la traducción, o continuarla en caso de que haya una secuela. Ejemplo ficticio: si un personaje tiene una espada que se llama Sorrow, no queda muy bien que digamos que se llame Pena en un capítulo y Tristeza en el siguiente.
  • "Manos Libres": Me refiero a que, especialmente en el género de la fantasía, no siempre es fácil saber qué traducir y qué dejar tal cual. Si un personaje se llama Johnson, es evidente que en la versión castellana se llamará Johnson. Pero, ¿y si se llama Springheel? ¿Merece la pena inventarse algo tipo "Talón Rápido", o se deja tal cual? Esos son los dilemas propios de la profesión, pero en Oblivion el enfoque "Manos Libres" está mucho más avanzado. Ejemplo real: la posada Ill Omen aquí se llama Profecía Ill. En serio, ¿hace falta ser hablante nativo para saber que ill es una palabra inglesa? Otro ejemplo real: Shadow hide you se convierte en Que Shadow te oculte. Por favor.
En fin, menos mal que todo está acompañado por un competente doblaje inglés que nos permite saber lo que cada personaje dice de verdad, porque si tuviéramos que fiarnos de la traducción haríamos mejor pasándonos al Buscaminas. Soy consciente de que el guión de todo el juego será larguísimo y salta a la vista que el traductor sólo ha trabajado sobre un texto, sin acceso al juego en sí, pero ¡sorpresa! Así es nuestro trabajo. Si los fabricantes de coches hicieran vehículos con el mismo cuidado, sufriríamos enormes y mortales colisiones múltiples antes de salir del garaje.

Ya hay organismos que se encargan de revisar series de televisión y, bueno, ponerlas a parir cuando cometen errores de continuidad o de puro sentido común. ¿Para cuándo una sobre traducciones?

02 enero, 2007

Babel (la película no)

El Diario Vasco informa sobre la creación del "globish", un idioma artifical creado específicamente para mejorar la comunicación de empresarios.

Entraría en más detalles, pero para eso pueden ustedes consultar las fuentes y, para qué engañarnos, al fin y al cabo ya nos sabemos de qué va el asunto: es algo así como el esperanto v1.5.

El hombre (en el sentido de "ser humano", el sentido de "hombre" que (como dice Terry Pratchett) suelen usar los hombres) siempre ha soñado con una solución utópica para el problema de los idiomas: que todos los seres humanos hablen el mismo idioma.

Nunca he podido entender ese sueño. Puestos a desear lo imposible, creo que lo mejor no sería que todos habláramos un único idioma universal, sino que todos conociéramos todos los idiomas del mundo. Sin duda habrá más gente que piense así, el tipo de gente que cuando oye a alguien hablar en un idioma completamente desconocido no piensa "Ojalá estuvieran hablando en español", sino "Ojalá supiera coreano".

Siguiendo esa idea, el esperanto y el globish me parecen una impresionante pérdida de tiempo. Cuando en la Tierra hay entre 3.000 y 6.000 lenguas naturales, ¿qué necesidad hay de inventarse una? Incluso si es necesario que haya un idioma universal, aunque como ya digo lo mejor sería potenciar el multilingüismo, ¿no debería ser una lengua natural? Se dice mucho de la hegemonía del inglés, pero hay una inmensa cantidad de gente que nace hablándolo. Sin duda eso debe diferenciarlo en algo de un pseudo-código morse que ha diseñado un señor en su casa.

(La página oficial, además, tiene la desfachatez de llamarlo "dialecto planetario". A no ser que el francés dialecte tenga una acepción distinta al término español, esa expresión es una contradicción total y una gran prueba de los conocimientos lingüísticos del señor Nerrière.)

Al final, es un asunto de prioridades: el tiempo y el esfuerzo que algunos ingenuos quieran dedicarle a un idioma artificial son dignos de mejor causa. ¿Que el globish sólo cuenta con 1.500 palabras? Seguro que les iría mucho mejor con 500 palabras de tres idiomas diferentes.

Actualización: Resulta que en Language Log ya estaban al corriente en abril del 2005. Su perspectiva es clara y contundente.