29 septiembre, 2006

Divina pero peligrosa

Hace un rato Matt Dillon ha recibido el Premio Donostia en, adivínenlo, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. ¡Pero no! Lo crean o no, no estoy aquí para hablar de la gala, que desde luego dará que hablar a diestro y siniestro (¿a "ambisiniestro"?). Me he prometido a mí mismo que no usaría CEL! para cotillear sobre el pijama de Julian Schnabel. Uy, ya está. Una auto-promesa rota en menos de dos horas, y ni siquiera es Año Nuevo.

Pero bueno, el caso es que para homenajear a Dillon, quiero que entre todos recordemos su película con Liv Tyler, "Divina pero peligrosa". ¿Cómo creen que es su título original? ¿Van a ponerse literales y sugerir Divine and dangerous? ¿Van a elegir Godly, para variar?

Pues se equivocan. El encargado de traducir el título original (un niño de tres años, supongo, mientras veía dibujos animados) sacó "Divina pero peligrosa" de One night at McCool's. De verdad, así se llama; una de las razones por las que incluyo enlaces a ambas versiones de la peli es para que vean que no me invento ni el título original ni el adaptado. En serio, ¿cómo se las arregla uno para coger eso y transformarlo en aquello? Es una verdadera bofetada en la cara del autor. Vale que no es el mejor título del mundo, y que el nombre del restaurante quedaría un poco raro, pero algún rigor tendrá que haber.

26 septiembre, 2006

Honesto

En la entrada anterior señalé que un cierto periódico le ha declarado la guerra al verbo "preocupar", a juzgar por los diversos maltratos que dicho verbo sufre en manos de sus periodistas. Hoy, para demostrar mi capacidad de autocrítica (¡alguna tenía que tener!) he venido para demostrar que las palabras pueden sufrir abusos por parte de todo el mundo, no sólo de un grupo. Estoy hablando del adjetivo "honesto".

Los que no saben inglés usan este adjetivo continuamente, pero rara vez en su acepción castellana. Cuando un político anglosajón dice que una persona es honest, lo normal es que el periodista que lo cita corra y diga que "es una persona honesta" en lugar de "una persona sincera", que es lo que quería decir el personaje. Aunque la gente honesta suele decir la verdad, eso no quiere decir que honradez y sinceridad sean una y la misma cosa.

Pero ahí no acaba la cosa, porque los que sí sabemos inglés no tratamos este adjetivo mucho mejor. En lugar de abusar de él, le hacemos el vacío: conscientes de que puede interpretarse como un calco del inglés, tendemos a erradicarlo de nuestro discurso del todo. Ya que tenemos varios sinónimos que por otra parte son sustitutos aceptables de "honesto", pues tampoco pasa nada, ¿no?

Pues ni tanto ni tan calvo. Tampoco hace falta que entre todos nos carguemos la palabra. Quizá sea inevitable que la Academia acabe teniendo que aceptar "sincero" como una quinta acepción del término, pero eso no debería obstaculizar su uso original. Así que ya saben: "honesto" puede ser una burrada, pero también puede ser una palabra de significado positivo usada correctamente.

23 septiembre, 2006

¡Es preocupante!

En El Diario Vasco tienen un grave (me atrevería a decir: preocupante) problema con el verbo "preocupar". Al parecer no hace falta ser un anglófono nativo para liarse la manta con la relación sujeto/objeto indirecto que establecen los verbos interesar, gustar y demás.

Empecemos con la Prueba Uno, uno de esos artículos "de estadísticas". Ya saben, ésos en los que el periodista coge un gráfico sencillo y comprensible y lo transforma en un artículo de cinco columnas que acaba no teniendo ningún sentido en absoluto. Pero lo que nos concierne es la frase:

El 12% dice no preocuparle estos temas.
"Estos temas" son los políticos, pero da igual, a nosotros tampoco nos preocupan ahora mismo. Lo importante es que TODO parece estar mal en esta frase. Qué frase tan fea, por Jennifer Garner; parece haberla escrito el que elige los trajes de Bai Ling.

Para empezar, no se puede poner el verbo así, en infinitivo, si no tiene el mismo sujeto que la oración principal: "Él dice comer verdura todos los días" tiene sentido (él dice que él mismo come verdura), pero *"Él dice interesar por la tele"... Ni siquiera sé cómo terminar esa frase. ¿Él dice que interesa... quién? Lo correcto sería decir "El 12% dice no estar interesado en estos temas", de manera que concuerden la principal y la subordinada. El "le" no hace sino afear más la frase, ya que da la impresión de referirse a un tercero que no aparece en la conversación, o peor, puede hacernos pensar (incorrectamente) que se refiere a "estos temas" y que por consiguiente debería ser "les". En inglés la frase podría ser 12% claim not to be interested in such subjects, con perfecta concordancia, pero ya se sabe: I like chocolate, "El chocolate me gusta a mí".

Pero es que eso no es todo. Pasan 24 horas y la redacción no sólo ha vuelto a meter la pata con el verbo "preocupar", sino que han ascendido su error de categoría y lo han lanzado a la primera plana (hay una Ley de Murphy al respecto, no me cabe duda). Veamos la Prueba Dos, que por lo demás parece ser la misma noticia del día anterior pero algo embellecida:


Los jóvenes aprecian vivir en Euskadi pero les preocupa la vivienda y el paro.

Es posible que no sea necesario, pero de todos modos les contaré algo. Una cosa y otra son dos cosas. Una cosa. Otra. Una y otra. Dos. A mí, personalmente, no me parece tan complejo, pero parece que no todo el mundo vio ese episodio de Barrio Sésamo en concreto. La lengua castellana nos permite flexionar nuestros verbos para reflejar mejor la realidad a la que se refieren, de modo que podemos decir "A los jóvenes les preocupan dos cosas: la vivienda y el paro".

El problema es que el titular no "suena" del todo mal, porque encaja con el patrón al que estamos acostumbrados en el discurso hablado: cuando hablamos, es normal que reconstruyamos la frase varias veces a medida que nos corregimos, cambiamos de opinión, o sencillamente nos olvidamos de lo que queríamos decir. Es muy común que alguien empiece a decir "A los jóvenes les preocupa el paro...", pensárselo mejor, y añadir "... y la vivienda". Como no podemos viajar en el tiempo para añadir una -n al verbo, pues se deja así. Pero los procesadores de texto son una maravilla, y permiten la corrección en el texto escrito.

19 septiembre, 2006

La palabra del día

Los más avezados ya se habrán dado cuenta de que he añadido un nuevo enlace en la columna de la derecha, junto con las páginas de referencia. Es la Palabra del Día del sitio Alpha Dictionary. Llevo varias semanas echándole un ojo; al final me ha convencido y ya es una de las páginas que visito todos los días.

Esos lectores avezados me dirán que Dictionary.com también tiene una palabra del día, pero es que allí se limitan a ofrecer la definición del diccionario y punto. En esta página se toman la molestia de definirla, pero además hay un artículo escrito por un ser humano que explica por qué la palabra es hermosa, en qué situaciones puede y no puede usarse y cuál es su etimología.

Es cierto que está en inglés, pero para buscar palabras poco frecuentes suelen recurrir a palabras de etimología grecolatina (como la de hoy, "geofagia"), así que podemos acabar aprendiendo una nueva palabra en varios idiomas a la vez. Por supuesto, lo de la etimología romance tiene algunas interesantes excepciones.

17 septiembre, 2006

El gerundio de la muerte

En respuesta a una sugerencia, sugiero que prestemos atención a una película que no es precisamente actual, pero que no carece de interés. Las películas que se estrenaron este viernes tienen todas una traducción irreprochable (bueno, "Pequeño pero matón" por Little Man es reprochable en cierto grado, pero no es para tanto), así que tendremos que fijarnos en ejemplos más anteriores.

¿Cómo traducirían, por ejemplo, Ice Princess? Si necesitan pistas, es una película sobre una patinadora sobre hielo. Si "Princesa de Hielo" les parece demasiado fácil, recuerden que en inglés ice queen se usa a menudo para referirse a una mujer fría y distante, así que hay cierto espacio para juegos de palabras. Vamos, ¿alguna idea?

Bueno, el título español es "Soñando soñando... triunfé patinando". No, en serio. De verdad. Ésta es una de esas veces en las que uno se encuentra el trabajo hecho. Podría añadir que ni un hurón colgado de anfetas diseñaría tal "traducción", pero ¿para qué molestarse? Algunas obras hablan por sí mismas.

Lo que sí habría que denunciar es el atroz uso del gerundio al que nos han sometido con ese título. Hay tres gerundios en esa aberración y ninguno de los tres parece tener sentido alguno. Las películas del tipo "Desmontando a Harry" sacan su gerundio del inglés, un idioma que sabe divertirse con los gerundios, ¡pero en este caso no había ni un verbo en el título!

13 septiembre, 2006

Penacho

Sean tan amables de acompañarme en un viaje etimológico de lo más fascinante. Generalmente tendemos a ver los idiomas extranjeros como a los vecinos: parecen amables, desde luego, pero si entran en nuestra casa quizá sea para darnos magdalenas o quizá sea para asesinarnos en nuestra cama y suplantarnos sin que nadie se dé cuenta. Podría ser, ¿no?

Sin embargo, en el momento en que dejamos de ver umbrella como el equivalente inglés de "paraguas" y nos damos cuenta de que es un descendiente del latín umbra (sombra, de ahí "penumbra", pero no "umbral"), con lo que a todos los efectos es la palabra "sombrilla" pero con una forma ligeramente diferente, empezamos a vislumbrar las redes etimológicas que tanto dicen de tantas cosas.

Empecemos. Desde que la leí en la novela The Basic Eight, de Daniel Handler, siempre me ha encantado la palabra inglesa panache (pronunciada a la francesa) y la uso siempre que puedo. Su significado justifica mi preferencia:


Verve, flair, flamboyant. Todas ellas son palabras que, además de describir el brío, el descaro y el estilo, tienen brío, descaro y estilo por sí solas. Es imposible que una palabra tan encantadora como panache sea patrimonio exclusivo del inglés. No nos vale con un sinónimo castellano, queremos esa palabra exacta, la única y verdadera.

Eh... Ésta no creo que sea. La fonética es la misma, qué duda cabe, pero para ser totalmente franco las verduras cocidas no son mi idea del estilo extravagante y atrevido. Aquí es donde la etimología nos ayuda: según Dictionary.com, la palabra inglesa no viene del francés panaché (nótese el cambio acentual), sino de pennache, que a su vez viene del italiano pennacchio y que viene a describir una pluma que se pone, preferentemente, en un sombrero... ¡Ya hemos solucionado el misterio!

Seguro que al ver el título de esta entrada todos han pensado "¡Pero si 'penacho' no tiene nada de raro! ¿Por qué necesita renacer?". Bueno, observen que de repente también significa "vanidad" (es fácil ver cómo el nombre de un adorno puede pasar a tener ese significado). Digo "de repente" porque nos hemos dado cuenta hoy, no porque el significado haya surgido de la nada.

De modo que la próxima vez que queramos tildar a alguien de vanidoso (anda que no hay ocasiones) podemos hacerlo con clase, diciendo que "tiene tal penacho que no cabe por la puerta". Misión cumplida.

11 septiembre, 2006

Matadme ya


Desde que concebí este blog había decidido que una de las secciones sería "El Refugio", una categoría especial en la que archivar las afrentas al lenguaje con las que me encontrara. Pero por alguna razón he vivido estos días en la más absoluta felicidad, buscando nuevas palabras. Como ocurre con esos documentales en los que los antílopes comen hierba y en general no hacen sino aburrirnos, el peligro no andaba lejos.

Hoy estaba leyendo las noticias de una página cuando me he encontrado el anuncio que ven ustedes a la izquierda (a no ser que haya vuelto a meter la pata con el formato, en cuyo caso es posible que la imagen no esté en sus pantallas sino solamente en mi cabeza). Durante cinco minutos enteros he llorado por la muerte (asesinato) de nuestro idioma, pero ahora que escribo esto ya no estoy tan deprimido, sino algo sorprendido. ¿Está en castellano? ¿En qué idioma está?

Porque no es un asunto de un verbo que no encaja o una falta ortográfica que hace daño a la vista, es que esto no tiene ningún sentido. En absoluto. Es como oír hablar a una estrella del pop. Veamos las diferentes cuestiones que propone el estudio de este ejemplo de terrorismo lingüístico:

-¿He ganado un premio cada hora? ¿Y sin enterarme? Supongo que estos premios ficticios se darán cada hora, y que me ha tocado a mí (¡qué alegría!) en la última. Interpretación: después de pensar un buen rato, supongo que el original diría You have won an hourly gift. Donde daily gift podría traducirse correctamente como premio diario, "premio cada hora" no suena como un único sintagma, sino como dos (premio es el objeto directo, cada hora no tendría nada que ver con él y modificaría al verbo).

-¿Chasque? ¿Mande? Chascar es hacer ruido. ¿Desde cuándo "chascar" es incluso remotamente sinónimo de "hacer clic", "pinchar", etc.? Interpretación: Ya sabemos que, en inglés, click es "hacer clic", pero además la expresión he clicked his tongue quiere decir "chasqueó la lengua".

-¿Aceptable? Si en lugar de aceptar un mensaje me parece "aceptable", ¿qué pasa cuando lo quiero cancelar? ¿Digo "Esto es intolerable, ¡pazguato!"? Interpretación: Traducción automática de Okay.

-¿Antes del tiempo? ¿Quiere decir antes de la existencia del tiempo, antes del Big Bang, o cuándo?

-¿Funciona hacia fuera? Ésta sí que me sorprende. Interpretación: "Antes de que el tiempo se acabe", que es lo que debería poner en este anuncio de destrucción masiva, en inglés es Before time runs out. Lo que esperaba de un traductor automático es que dijera "Antes de tiempo corre fuera"; parece que al elegir "funcionar" antes del más evidente "correr" para run denota una especie de primitiva inteligencia artificial en el programa. Aunque evidentemente demasiado primitiva como para saber que aquí habría que utilizar el subjuntivo.

-Por último... ¿Autorización? ¿No habíamos quedado en que, con cierta flema inglesa, el mensaje me parecía "aceptable"?

10 septiembre, 2006

Angustia léxica

Hoy no tenemos una sola palabra, sino un sintagma nominal, pero bueno. Según nos contaron en clase de Lexicografía, el autor de algún artículo que no he podido recuperar ha creado la excelente expresión "angustia léxica".

La "angustia léxica" es el tipo de angustia que siente uno cuando lee un texto en su propio idioma pero no entiende nada en absoluto. El ejemplo estándar parece ser el de los prospectos de los medicamentos: entre los términos médicos que se refieren a los efectos secundarios que puede tener la pastilla y los términos químicos que indican sus componentes, es muy frecuente que uno se lea tres páginas enteras de perfecto castellano y entender sólo las preposiciones.

Al no entender nada de deportes, por ejemplo, yo experimentaría angustia léxica si tuviera algún interés en interpretar la sección deportiva del periódico. Sí que me angustio (léxicamente) cuando oigo hablar de los caminos inescrutables del hardware informático.

08 septiembre, 2006

Ajear

Me da la impresión de que cualquier cosa que diga sobre "ajear" será superflua, porque la palabra y su definición hablan por sí solas.

Para empezar, ésta es una de las definiciones impropias del DRAE, porque se ve en la necesidad de aportarle un contorno a la definición en sí misma ("Dicho de una perdiz"). Es decir, no es posible sustituir la palabra por su definición. Luego está la onomatopeya "aj, aj, aj", que sin duda levantará más de una ceja entre los que querrían que un diccionario normativo fuera algo más serio.

Pues qué quieren que les diga, a mí me daría muchísima pena que la Academia cambiara esta definición. No sólo deberíamos conservarla, sino que deberíamos esforzarnos en reintroducir "ajear" en nuestras conversaciones de algún modo u otro, aunque sea para echarnos unas risas cuando nuestro interlocutor nos responda con "¿Mande?".

Para disfrutar plenamente de "ajear" me temo que tendremos que prescindir de su uso limitado a perdices. A no ser que uno sea un príncipe de cuento de hadas, las perdices no son exactamente un elemento muy común en la vida urbana.

Fuera del reino animal, el término ofrece muchas posibilidades. Ahora, en lugar de usar perífrasis, podremos decir que "el niño se pasó toda la comida ajeando porque la tortilla tenía cebolla". Es una manera con bastante clase de decir que alguien se pone de morros y suelta algo tipo "puaj": le podemos llamar remilgado o tiquismiquis, pero también podemos referirnos a lo que hace, que suena apropiadamente como "afear".

07 septiembre, 2006

Ambisiniestro

Porque tener cierto interés en hablar con corrección no va unido al conservadurismo, veamos una palabra que podríamos añadir a nuestro vocabulario: "ambisiniestro". Hablando de conservadurismo, he aquí una palabra de izquierdas. La definición es bastante evidente: si "ambidiestro" o "ambidextro" es una persona que es igual de hábil con ambas manos, "ambisiniestro" es una persona igual de torpe con ambas manos. Tiene el valor añadido de contener "siniestro", una palabra que ha dejado la izquierda para pasar a ser un adjetivo mucho más lúgubre. Es perfecto para la torpeza.

Huelga decir que este neologismo no es realmente invención de nadie. En inglés ya parece estar bastante reconocido, e incluso en castellano está empezando a tener un uso generalizado. De modo que no se trata de inventarse una cadena de sonidos e imponérsela a todo el mundo, sino de darle un empujón a una realidad léxica creciente para enriquecer la lengua y que sea por lo menos un poco más variada.

05 septiembre, 2006

Ciudad sin Nombre

Hay ciertas Misiones Imposibles en la vida, como ir a una gala de la MTV y hablar con alguien que no esté hasta las cejas de coca, que sencillamente están más allá de nuestro alcance. Una de tales misiones imposibles es la de entender cómo una película llamada Edison puede acabar viendo cómo su título es traducido por "Ciudad sin Ley".

La película ya ha sido vapuleada bastante en Estados Unidos (y no enteramente sin razón, he de decir, uno sólo debería poner a Justin Timberlake delante de Morgan Freeman en una comedia o se arriesga a que el filme acabe siendo una comedia de todos modos). Cuando la terminaron, todas las cobayas humans que doy por sentado están encerradas en los sótanos de las productoras de cine estuvieron de acuerdo en que era un horror total. Los productores, que en ese preciso instante debieron darse cuenta horrorizados de que habían hecho una película con un ex novio de Britney Spears, pasaron olímpicamente de estrenar la película y la mandaron directamente a vídeo, una maniobra empresarial que podríamos traducir libremente como "Hijo, casi ni te molestes".

Pero eso no es razón para que nosotros también nos metamos con la peli, o por lo menos con su título. Si la película se llamara Wisconsin o Dakota, podríamos admitir el cambio de título, como ya hemos dicho antes: el nombre de una ciudad tendrá muchas connotaciones para alguien que vive en el mismo país, pero para un extranjero sólo será un nombre. Sin embargo, se da el caso de que Edison es una ciudad ficticia que sólo existe en esta película, así que desde luego el público hispanoparlante no se va a sentir más alienado que el anglófono ante una ciudad inventada, tenga o no ley.

Por último, también está el hecho de que el nombre viene de cierto personaje ilustre que debería ser de dominio público.

03 septiembre, 2006

Morralla

Inauguremos la sección Renacimiento con una palabra deliciosamente maligna: "morralla", cuya definición acaban de leer si he conseguido maquetar esta entrada correctamente (algo que nunca se debe dar por sentado, todavía me alegro de escribir en el blog apropiado y no mandar el texto quién sabe dónde).

Entre todos debemos usar esta joya léxica más a menudo; no se ha extinguido de nuestro vocabulario, ni mucho menos, pero su desparpajo fonético y su ácido significado se merecen un uso más frecuente. Su hábitat natural se encuentra en frases del tipo "Lo peor de las tres películas Matrix es su morralla mística", para dar a entender un cansado pero enconado desprecio hacia un popurrí de filosofías pseudo-trascendentales más dignas de una galleta de la fortuna que de una aventura de proporciones épicas. Al firmar un contrato de quince páginas, también podríamos quejarnos de haber tenido que sufrir "quince páginas de morralla burocrática", porque se hace duro descifrar el vocabulario secreto de los papeles oficiales. Por último, también podemos usar "morralla" para referirnos a cosas físicas, a basura de verdad, sin metáforas... ¿Pero dónde estaría la gracia?

Siempre hay que tener en cuenta el tono despectivo del término. No es algo malo, porque puestos a decir verdades como puños siempre es mejor hacerlo con cultura (ya saben: el único sustituto de los buenos modales son los reflejos rápidos), pero no deberíamos usar esta palabra para hacer referencia a cosas que no nos molestan de verdad. Para los incordios menos molestos siempre podemos valernos de "letanía".

02 septiembre, 2006

En ocasiones veo traductores

Alguien ha debido de poner setas alucinógenas en mi comida, porque este mediodía he visto a un traductor hablando en el canal Cuatro, en las noticias. No en off, sino delante de la cámara y todo.

La noticia en sí iba sobre fútbol. O puede que fuera punto de cruz; lo cierto es que todos los deportes de élite me parecen bastante difíciles de distinguir. Pero a pesar de la temática deportista y las imágenes de gente correteando por la hierba, de repente ha aparecido un señor en pantalla con el subtítulo de "Traductor", hablando primero de cómo se pronuncia "Liechtenstein" y luego de su etimología.

Estoy impresionado. Encuentro palabras para describirlo, desde luego, pero sigo estando impresionado. Para empezar, creía que para que un traductor saliera en televisión hacía falta que cogiera un hacha de doble hoja y acabara con toda la población de linces ibéricos en una sola noche de sangriento frenesí. O que se negara a traducir Harry Potter, lo que costara menos. En segundo lugar, además de mostrar a un traductor, en el programa le han hecho hablar de asuntos puramente lingüísticos (por oposición a los temas indirectamente lingüísticos, supongo que del tipo "¿Cree usted que la Duquesa de Alba tiene un problema con las sibilantes implosivas?") como son la fonética y la etimología, de una forma sucinta pero satisfactoria.

Se hace raro hablar de televisión sin maldecir y despotricar, pero es que a nadie le amarga un dulce. A lo mejor tienen a este señor encerrado en un sótano todo el día, porque parece demasiado bueno para ser verdad. En fin, crucemos los dedos para que el ejemplo cunda y la televisión se dé cuenta de que el interés por las palabras no está restringido a las aulas de las universidades, y que tampoco viene en un formato único de hora y media de clase magistral.

01 septiembre, 2006

El yogur: ¡ahora con un 0% de sentido!

Estos días la tele nos obsequia con un anuncio del nuevo "Actimel 0% de fresa", un brebaje que creo está entre el "Actimel Ná de Ná" y el "Actimel Número Imaginario". No sé ustedes, pero yo me he sorprendido bastante. Ya sé que en el negocio de los anuncios la regla de oro es que "No existe la mala publicidad", pero de todos modos no creo que los publicistas tuvieran previsto que la reacción del público a su anuncio no fuera "Por el amor de Jessica Alba, qué buena pinta tiene eso", sino "Pues los productos de Ikea tampoco tienen nada de fresa y no se dan tanto bombo".

El caso es que las preposiciones son palabras gramaticales que expresan una relación, y como la falta de casos del castellano impone cierta rigidez en el orden de una frase, tendemos por naturaleza a establecer relaciones de proximidad.

Es como el ejemplo de "Se venden sombreros para niños de paja": lo que en la cabeza de los publicistas aparece como [Actimel 0%] [de fresa] en la nuestra suena como [Actimel] [0% de fresa]. Siempre he sospechado que en los yogures de fresa habrá más cantidad de aceite de pescado o de uranio empobrecido que de fresas auténticas, pero si alguna vez he pensado en cómo descubrir la verdad desde luego no era a través de los anuncios de la propia compañía.

Por otra parte, tampoco es fácil encontrar una solución viable. El nombre "Actimel 0%" ya es sospechoso a secas, sin saber exactamente qué es lo que no tiene. "Actimel de fresa 0%" suena raro, así que probablemente lo más seguro habría sido usar "Actimel 0% con fresas" o "Actimel 0% con sabor a fresa".

P.D.: La página web del producto, ahora que miro, alega estar cerrada del todo. Actimel 0%, ya lo creo.