02 septiembre, 2006

En ocasiones veo traductores

Alguien ha debido de poner setas alucinógenas en mi comida, porque este mediodía he visto a un traductor hablando en el canal Cuatro, en las noticias. No en off, sino delante de la cámara y todo.

La noticia en sí iba sobre fútbol. O puede que fuera punto de cruz; lo cierto es que todos los deportes de élite me parecen bastante difíciles de distinguir. Pero a pesar de la temática deportista y las imágenes de gente correteando por la hierba, de repente ha aparecido un señor en pantalla con el subtítulo de "Traductor", hablando primero de cómo se pronuncia "Liechtenstein" y luego de su etimología.

Estoy impresionado. Encuentro palabras para describirlo, desde luego, pero sigo estando impresionado. Para empezar, creía que para que un traductor saliera en televisión hacía falta que cogiera un hacha de doble hoja y acabara con toda la población de linces ibéricos en una sola noche de sangriento frenesí. O que se negara a traducir Harry Potter, lo que costara menos. En segundo lugar, además de mostrar a un traductor, en el programa le han hecho hablar de asuntos puramente lingüísticos (por oposición a los temas indirectamente lingüísticos, supongo que del tipo "¿Cree usted que la Duquesa de Alba tiene un problema con las sibilantes implosivas?") como son la fonética y la etimología, de una forma sucinta pero satisfactoria.

Se hace raro hablar de televisión sin maldecir y despotricar, pero es que a nadie le amarga un dulce. A lo mejor tienen a este señor encerrado en un sótano todo el día, porque parece demasiado bueno para ser verdad. En fin, crucemos los dedos para que el ejemplo cunda y la televisión se dé cuenta de que el interés por las palabras no está restringido a las aulas de las universidades, y que tampoco viene en un formato único de hora y media de clase magistral.

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