Para terminar de arreglarlo...
¡No somos los únicos que nos preocupamos por las pésimas traducciones de los títulos de películas! Ayer, el diario Metro publicaba un artículo sobre las salvajadas que se cometen en este ámbito de la traducción.
Aparte de dar unos cuantos ejemplos (tarea poco digna de elogio, ¡porque hay tantos...!), el redactor se ha molestado en preguntar por el proceso a las distribuidoras. El testimonio de las mismas, por desgracia, no es más que morralla publicitaria. Por un lado es una burda mentira que el título se elabore según el público, porque me niego a creer que "Soñando soñando... triunfé patinando" nos atraiga a los españoles a un nivel espiritual más intenso que "La princesa del hielo". Por otro lado, el que participe toda una reunión ejecutiva de gente en estas atrocidades no es algo positivo, es chocante y triste. O sea, no se lo pierdan, las malas traducciones no son obra de la desgana y la falta de esfuerzo, son premeditadas y colectivas. Pues sí que vamos bien.
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