28 abril, 2007

La Casa de la Sintaxis

Hoy exhibo mis dotes fotoperiodísticas, cuyo máximo exponente es (como en este caso) conseguir fotografiar un edificio sin que salga movido.

Se trata de un edificio situado en Russell Square, en el centro de Londres. Si hacen clic en la imagen, verán que se llama Syntax House, la casa de la sintaxis. No me lo podía creer: ¿una casa entera para la sintaxis? ¿Sería como un lugar de reunión para una sociedad secreta, tipo el V.F.D. de Lemony Snicket? Ya me imagino a los agentes secretos de la sintaxis, reunidos alrededor de la chimenea debatiendo el papel de los adverbios.

Al volver a casa miré en Google y descubrí que se trata de una empresa de programas informáticos o algo así. La programación tiene su propia sintaxis, desde luego, pero aun así estoy algo decepcionado.

25 abril, 2007

Diccionario visual

El mundo de la lingüística no está restringido a los libros, ni muchísimo menos, por lo que aquí en Cuida Esa Lengua intentamos estar al tanto de la actualidad. Acabo de descubrir un tal Visual Thesaurus, una especie de diccionario de sinónimos representado visualmente.

No da ninguna información que no se pueda obtener de un diccionario corriente y moliente, y además para obtener la versión completa hay que pagar: teniendo en cuenta que hay diccionarios perfectamente válidos tanto en español como en inglés que están completamente disponibles gratis, será mejor guardar los dólares que piden estos señores para transacciones más provechosas. Pero bueno, la versión de prueba tiene su interés, para ver otra manera de mostrar lazos léxicos visualmente. Me recuerda a aquel juego de completar campos semánticos.

En realidad, a mí no me parece especialmente relevante eso de plasmar con un dibujo las relaciones entre las palabras de una lengua. Lo que sí me parecería brillante sería uno de estos diagramas mostrando las relaciones entre palabras de diferentes lenguas. Ya hemos hablado antes de que visualizar las lenguas no como unidades separadas, sino como sistemas conectados (cuando lo están, al menos) puede facilitar muchísimo el aprendizaje.

Un programa en el que pudiera introducir "penacho", por lo tanto, y ver que está emparentado con el italiano pennacchio, con el inglés panache y con el francés pennache sí que me llamaría la atención.

23 abril, 2007

Cuando los árboles no dejan ver el bosque

Como sabrán mis lectores, me gusta decir que la única manera que tiene uno de hacerse millonario traduciendo es atracar un banco mientras el ordenador pasa el corrector ortográfico. Podríamos decir que ésa es también la única manera de ver a un lingüista en las noticias, pero a veces la prensa nos da buenas ídem.

Esta vez El País Semanal nos ofrece (nos ofrecía, ayer domingo) una larga y fascinante entrevista con Ignacio Bosque, responsable del diccionario combinatorio Redes y de la nueva Gramática. Ninguna de las preguntas es la típica ofensiva sensacionalista sobre cómo hablan las mujeres vs. cómo hablan los hombres, o el lenguaje de las cacatúas, lo que es de agradecer.

16 abril, 2007

Gramática francesa: Ségolène sueña

Hace mucho que no recibo clases de francés, pero no hacen falta muchas para sorprenderse con la imaginación que le echa un corresponsal del Diario Vasco a su artículo, probablemente escrito en español pero con tal acento francés que bien podría llevar su propia boina (¡los estereotipos culturales son graciosos!). Vamos por partes. Las negritas son mías.

«los electores han perfectamente integrado»

En inglés y en francés no pasa nada, pero en español no se puede introducir nada entre un verbo y su auxiliar. Es chocante que algo tan agramatical se haya imprimido y publicado.

«No quiero desmovilizar diciendo que estoy confiada»

¿Qué?

«Se puede muy bien imaginar a los cuatro (Sarkozy, Royal, Bayrou y Le Pen) en un pañuelo y, a partir de ese momento, el orden de llegada es casi aleatorio»

Aquí hay dos cosas. Primero, el sintagma adverbial está estrepitosamente mal colocado, otra vez. Luego está el pañuelo, que probablemente habrá desconcertado a todo el público del periódico. En circunstancias normales yo me habría quedado tan perplejo como el que más, con el poco francés que sé, pero debido a una prodigiosa casualidad resulta que tengo cierta idea de lo que ha pasado. Resulta que en Language Log escribieron hace poco sobre la expresión francesa "dans un mouchoir de poche", que se está usando mucho precisamente para hablar de las elecciones francesas. De ahí que ahora los periódicos de todo el mundo, poco comprometidos con la práctica traductora, se hayan puesto espontáneamente a hablar de pañuelos franceses.

Incluso después de haber leído lo de Language Log seguía sin tener mucha idea de qué quería decir la dichosa expresión, así que me he puesto a buscar. Dice un artículo de fútbol que, en realidad, lo de estar todos en un pañuelo viene a querer decir que están en igualdad de condiciones. La verdad, no me parece tan intraducible como para tener a medio mundo pensando en pequeños cuadrados de tela.

¡Pero no hemos acabado!

«Eso no me ayuda. Pero es el precio de mi libertad», positivó antes de reclamar el voto femenino para escribir una nueva página de la historia de Francia.

Ésta sí que me ha pillado desprevenido. No tengo ni idea de dónde puede haber salido eso. "Positivar" es revelar una película, así que a no ser que la entrevista se realizara en un laboratorio cinematográfico no sé a qué se podrá referir. ¿No tendrá algo que ver con el francés "poser"? Si fuera así, me esperaría a Ségolène Royal posando, en lugar de llevando a cabo operaciones técnicas.

Para terminar, me hace gracia la última palabra del artículo. En algún momento de la entrevista Royal deja de "hablar con esperanza" (que es lo que supongo que querría decir el corresponsal) a quedarse sopa en la silla, porque "sueña".

04 abril, 2007

Apadrina una palabra

A los fans de nuestras categorías "Adopte una palabra" y "Renacimiento" les sonará de algo "Apadrina una palabra", una iniciativa de Escuela de Escritores para evitar que las palabras se extingan. Puede parecer hipócrita que me parezca mal algo tan parecido a lo que hago yo mismo, pero me arriesgaré.

Para empezar, no parece que esta iniciativa para conservar palabras tenga prevista ninguna manera de conservar palabras. Aquí en Cuida Esa Lengua suelo intentar imaginar el uso que se le puede dar al término que añado a "Renacimiento". Sin embargo, de lo que se ve en esta página no se deduce que los organizadores de este concurso de popularidad tengan pensado hacer algo para renovar el uso de las palabras que recojan. Yo sugiero usarlas.

Pero lo más importante es el apocalíptico discurso de siempre. Estoy seguro de que las acusaciones de que vivimos en una sociedad con "pobreza léxica" tendrían algún valor si no se repitieran en todas las épocas de la Historia y en todos los países de la Tierra, pero tal y como están las cosas a mí ya me va sonando cansino. Incluso El País recoge esa perspectiva en su noticia de hoy. Cuando yo sugiero usar una palabra desusada, como "pavitonto", es por el salero de sorprender al prójimo, por la excusa que supone para hablar de la lengua. Es divertido salirse un poco de lo normal y decir "pudibundo" en lugar de "mojigato", pero nada más. No hay un progreso cultural en ese acto.

Ya es bastante pesado que se acuse a cualquier lengua de ser pobre, pero ensañarse además con el léxico es peor todavía. La cantidad de palabras es el quién la tiene más grande de la lingüística. Pista: si se dedica a hablar de una lengua en cifras, es altamente improbable que sea un verdadero lingüista.

El primer problema con la cantinela del número de palabras es que en realidad no sabemos qué son las palabras. ¿"Mesa" y "mesas" son palabras distintas? ¿"Correr" y "corrió"? ¿Qué hay de "mesa" y "sobremesa"? ¿"Contar" y "contabilizar"?

Incluso sabiendo exactamente qué definición de "palabra" queremos usar, ¿cuáles "hay" en una lengua? Estas palabras obsolescentes como "pintiparado", ¿cuentan o no cuentan, si ya no se usan? Entonces, ¿cuáles se usan? ¿Y cómo las medimos?

El resultado es que, incluso poniéndonos de acuerdo y resolviendo todos estos problemas formales, aunque pudiéramos efectivamente obtener un número concreto de cuántas palabras usamos al día o conocemos en total... Ese número no significaría nada. No querría decir que el español es más o menos "avanzado" que el inglés. No querría decir que una persona es más lista que otra por saber más palabras.

El estudio del lenguaje es fascinante de por sí. No hace falta que nadie se invente grandilocuentes estudios para hacer como que nuestra lengua es rica y digna de ser estudiada: ya lo es de por sí, como todas las demás. No necesitamos competiciones númerico-quiméricas para animar un campo que ya tiene muchísimo material verdaderamente relevante.