Periodismo de ficción
Allá por Language Log están tan curados de espanto que cada vez que un periodista habla de lingüística ya les entra la risa. Aquí en Cuida Esa Lengua no tenemos tanta experiencia, así que a veces todavía me llevo un susto cuando aparece un artículo como éste que publicó El País en su suplemento del domingo.
Para empezar, la periodista está empeñada en que el español está siendo brutalmente asesinado cada día por prácticamente todos sus hablantes, que al parecer una vez hayan matado el idioma incinerarán el cadáver y usarán sus cenizas para practicar rituales satánicos mediante los que prolongar aún más la agonía de la lengua. Qué quieren que les diga, a mí me parece una visión bastante pesimista y alarmista, pero mucha gente está de acuerdo (en cualquier época de la historia).
Lo curioso del asunto es que, según la periodista, la ofensa más grave que cometemos al hablar es decir "vale". Dice que es parte de un grupo de latiguillos, pero el caso es que cita esa palabra nada menos que cuatro veces, ya son unas cuantas. El primer problema es que cuando la periodista dice que "vale" se usa muchísimo, es exactamente igual que cuando yo digo "el pelo de unicornio cura las verrugas". Sin citar fuentes no se pueden hacer afirmaciones del tipo "verdad universal".
Pero incluso si nos creemos la alarma enteramente ficticia de la periodista, ¿por qué es tan malo que "vale" goce de pleno uso? Doy por sentado que todo el mundo lo sabe, pero "vale" ya lo usaban los romanos para despedirse, después de haberse saludado con "ave". Sobre lo de que es la traducción del inglés OK, bueno, eso dejémoslo. ¿Pero qué podríamos utilizar para indicar acuerdo, si no es la fórmula romana? ¿"Sí"? ¿"Muy bien"? ¿"Que me place", como Don Quijote? ¿No serán entonces ellas mismas las que abusamos?
Lo bueno que tiene el artículo es que, a pesar de empezar con las ensoñaciones de la periodista, procede a buscar consejo profesional y cita a un lingüista que, como era de esperar, no se preocupa lo más mínimo por el uso de expresiones perfectamente normales. "Son tácticas de conversación", dice, lo que a mí me parece una forma educada de decir "¿Pero qué me está contando?".
Por último, el artículo sigue mejorando y acaba ofreciéndonos una reflexión que de verdad merece la pena y que no carece en absoluto de interés: la de los estilos del lenguaje. Lo que en lingüística llamamos "variación diastrática", ¿está en peligro? Y si lo está, ¿es bueno o malo?
En realidad, en todo lenguaje hay estilos elevados y vulgares. Me parece que el hecho de que hasta el individuo más analfabeto y menos educado (por "formado") de la sociedad sepa utilizar palabros como el "teléfono operativo" que cita el artículo no quiere decir que se estén eliminando los estilos, sólo implica que una determinada categoría léxica está empezando a perder su marca social. Nada más, nada menos.
6 comentarios:
Este blog es un descubrimiento. No dejes de escribir.
Me extraña que la periodista que citas no se metiera con "guay". Es la típica palabra que pone nerviosos a todos los conservadores del idioma.
La crítica a "vale" también se puede leer, creo, en el compedio de artículos "El dardo en la palabra" de Lázaro Carreter. Quizás fuera también de los que no llegó a leer la palabra con la que acaba el Quijote.
Vale.
Un saludo
No tenía ni idea. Mira que a mí siempre me había parecido de lo más inofensivo.
Magnífico el artículo y, además, cargado de razón. Como pedir es libre, ahí va una petición: que un día cojas un trozo de cualquier discurso de Zapatero y le apliques el bisturí. Creo que me iba a divertir mucho.
Bueno, bueno, bueno... que no todos ni todas hemos estudiado lingüística. ¿Qué eso de variación diastrática? ¿Es algo referido al aparato digestivo? ¿No? Bueno, pues se agradecería una explicación. Y otra más: ¿qué opinión tiene el autor del blog sobre la moda de decir todos-todas? Y para acabar, ¿qué opina de la utilización de la arroba para englobar al todos-todas? Muchas gracias.
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