De cómo no llamar a las cosas por su nombre
La guerra es un conflicto de violencia generalizada, los bombardeos son incursiones y las víctimas civiles, daños colaterales. Eufemismo donde los haya, el genocidio es limpieza étnica, que suena mucho mejor todavía porque suena a limpio. De los terroristas cuando no nos atrevíamos a llamarles así, decíamos que eran independentistas y aun que llevaban a cabo una lucha armada, la extorsión era un impuesto revolucionario, una especie de IRPF para empresarios, y el terrorismo aun hoy en día es el conflicto.
El paro es una evolución negativa de la tasa de ocupación y el despido una flexibilización de la plantilla. Una bajada de sueldos es una devaluación competitiva de los salarios, la crisis es una desaceleración y los recortes, son solo ajustes.
El premio en esto de los eufemismos en tiempos de crisis se lo lleva Cataluña, donde al copago sanitario pretendieron llamarle ticket moderador sanitario, para que luego digan que los funcionarios son personas carentes de imaginación.
* Viñeta de El Roto, naturalmente.