21 febrero, 2012

La esperanza y la palabra

Hoy voy a traer a esta página una cita de Pedro Salinas*. Es tan hermosa y tan expresiva que no necesita comentario alguno.

"La lengua posee un valor incomparable para la vida del ser humano y para los fines de una sociedad pacífica y profunda. No hay duda de que en la palabra cordial e inteligente tiene la violencia su peor enemigo. ¿Qué es el refrán español de "hablando se entiende la gente" sino una invitación a resolver por medio de palabras los antagonismos? Las instituciones creadas para que los asuntos públicos sean regidos por el consenso de muchos, y no por voluntad de uno, se llaman desde la Edad Media parlamentos, lugar donde se habla. Para solicitar la suspensión de la lucha se envía un parlamentario. Se ha advertido que el dictador más conspicuo de la historia, el Canciller Hitler, desmesura el lenguaje humano y sacándolo del noble tono de la elocución normal lo lleva al rugido, al grito histérico y a los efectos fonéticos animales. Cabe la esperanza de que cuando los hombres hablen mejor, mejor se sentirán en compañía, se entenderán más delicadamente. La lengua es siempre una potencia vinculadora, pero su energía vinculadora está en razón directa de lo bien que se hable, de la capacidad del hablante para poner en palabras propias su pensamiento y sus afectos. Sólo cuando se agota la esperanza en el poder suasorio del habla, en su fuerza de convencimiento, rebrillan las armas y se inicia la violencia."

* El defensor, Alianza Editorial, Madrid, 2002.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso que comenta Salinas sobre los "efectos fonéticos animales" de Hitler, siendo cierto, ¿no tiene algo que ver también con el propio idioma alemán, con su fuerte carga fonética?

Gemma Torres dijo...

Sí, sin duda, el alemán es un idioma que nos suena muy fuerte. Si a esto le añadimos la gesticulación de Hitler y toda la parafernalia de sus discursos, los "efectos fonéticos animales" están servidos.