Definitivamente humanos
El uso del lenguaje es tan cotidiano, tan “elemental” que hemos olvidado que es un don asombroso. ¿No se maravillan ustedes cuando ven a un niño de tres años hablar fluidamente en, pongamos por ejemplo, alemán? Y si escuchamos a un chiquitín semejante, esta vez con los ojos rasgados, hablar japonés, ¿no les parece injusto? ¿Por qué él que es tan pequeño puede hablar japonés y yo no? Otro tanto sucede con una persona de raza negra a la que escuchemos hablar euskera, no podemos evitar el asombro, y ¿por qué nos asombramos si sabemos que los seres humanos aprendemos el idioma que escuchamos de pequeños? Porque es en ese preciso momento cuando nos damos cuenta de lo fascinante que es el aprendizaje de una lengua.
La lengua está en nosotros, es un inmenso tablero de plastilina cuyas celdas vamos llenando con sonidos que componen una palabra que da nombre a un objeto, a una acción, a un concepto, a un sentimiento, a una idea...
El lenguaje nos hace definitivamente humanos. Hay quien define al hombre como el único animal capaz de sonreír, otros dicen que es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra... pero sin duda es la capacidad de hablar lo que nos hace únicos.
3 comentarios:
Tus agudas reflexiones sobre la competencia lingüística me ha traído a la memoria la siguiente poesía:
Asombróse un portugués
de ver que, en su tierna infancia,
todos los niños en Francia
supieran hablar francés.
Arte diabólica es,
dijo torciendo el mostacho,
que, para hablar el gabacho,
un hidalgo en Portugal
lo habla tarde y lo habla mal
y aquí lo parla un muchacho.
es lo mismo que me ha venido a mi a la memoria según leia, supongo que hay algo deliberado, no?
Lo cierto es que no recordaba esa poesía que, en efecto, viene a decir lo mismo que mi post pero de una manera mucho más divertida. Gracias!
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